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VAMOS A BUSCAR NUEVA FUENTE DE PLACER, TANTO PARA TI, COMO PARA EL. Habrás oído hablar del punto G, pero ha llegado la hora de experimentar en todas las placenteras posibilidades que te ofrece…
En la mayoría de los casos, las mujeres necesitan que estimulen su clítoris antes de estimular su punto G. Pero una vez que esté completamente estimulado, el clítoris es frecuentemente demasiado sensible para el contacto directo.
De otra manera, el punto G podría sentirse seco e incómodo al roce. Tras haberse alcanzado la excitación, se puede avanzar hacia el punto G.
Solo hay una condición. No obsesionarse. Encontrar el punto G y disfrutarlo es una aventura divertida y lo será siempre que te lo tomes con calma. Si te obsesionas y te frustras si no aparece, la experiencia pierde gracia. El objetivo es disfrutar y pasárselo bien. Y piensa que cada mujer tiene reacciones diferentes.
Eres única
Ten en cuenta que algunas mujeres aseguran que la sensación del orgasmo es más intensa en esta zona. Otras que pueden multiplicar la cantidad de veces que llegan al climax. Y para muchas es simplemente un Punto más para disfrutar de su sexualidad.
Así que no tengas expectativas: lo que está claro es que te lo vas a pasar bien. ¿Cómo? Pues eso te va a tocar a ti descubrirlo.
¿Qué es el Punto G?
Antes de entrar en la estimulación, aclararemos de qué se trata. Punto G es una abreviatura porque en realidad se llama Gräfenberg, en honor al ginecólogo que lo descubrió. Pero el nombre en sí no es muy comercial y menos fácil de recordar, así que se quedó con el alias.
El Punto G se encuentra en el. interior de la vagina, en la pared frontal, a unos 3-
Algunas mujeres piensan que su pareja dará con el mapa del tesoro de ese punto como por arte de magia y que tendrán orgasmos increíbles; Buera quizá suceda en algunos casos, pero es mucho más fácil que tú lo localices a que él lo encuentre. Así que te proponemos lo siguiente: encuentra tú el mapa del tesoro y luego le muestras el camino a tu pareja. Además, cuanto más conozcas las reacciones de tu cuerpo, más fácil será que te lo pases en grande.
El Punto G crece un poco cuando te excitas, así que ya decidirás cuál es el mejor momento para que se manifieste. Un día en que te apetezca darte un homenaje solitario, empieza a investigar esta divertida cuestión.
Si introduces un dedo en tu vagina y lo curvas un poco como si le estuvieras haciendo a alguien el gesto de que se acerque notarás que el tejido de esa zona es estriado. En general, el contacto ya produce placer, sobre todo si estás excitada. Pues por ahí deberías encontrar un Punto que, en muchos casos, puede ser pequeño como una verruguilla. Ése es el tesoro que andabas buscando.
Facilitando el rastreo
tendrás espacio para mover mejor las piernas y dar con él (en general, te ayudará tenerlas bastante abiertas). También puedes hacerlo sentada porque entonces tu dedo encontrará fácilmente esa pared vaginal tan excitante.
Un truco: mientras realizas tus pesquisas, sigue estimulando tu clítoris. La mezcla de ambos movimientos es de lo mejorcito.
una ayudita...
Si estás pensando en comprar un vibrador, te hacemos una recomendación: hazte con uno con la punta curvada, especialmente diseñado para llegar al Punto G de la mujer. Notarás (y mucho) la diferencia. Igual no sabes qué parte exactamente de tu cuerpo se está estimulando, pero la sensación será increíble.
También hay algunos vibradores que son más pequeñitos, como si fueran un cepillo de dientes pero sin cepillo al final. Esa parte es curva y así resulta ideal para adaptarse a la anatomía del Punto G. Además, también puedes emplear el vibrador para estimular el clítoris si te apetece y luego pasar a la búsqueda del Punto G.
Hora de compartir
Pongamos que ya lo has descubierto. ¿Y por qué ibas a guardarte esa preciada información? Llega el momento de que la compartas con alguien que va estar muy interesado en conocer todos los detalles de tu anatomía íntima: tu pareja.
Eso sí, ten en cuenta que esto no es una clase de anatomía. No hace falta que le expliques que has descubierto el Punto y que lo encontrará subiendo por la primera calle y girando a la derecha. Lo mejor es que le sugieras que te haga las cosas que sabes que te darán placer de una forma más indirecta. La sutileza puede generar mejores resultados.
Por ejemplo, si te está masturbando, puedes colocarte de forma que se encuentre con el punto o cogerle cariñosamente (o apasionadamente) la mano y guiarla hasta tu placentero y secreto tesoro.
El placer total
Otra forma de pasártelo muy bien es incluir la búsqueda del Punto G cuando tu pareja te esté dando placer oral. Hay muchos juegos que se pueden hacer.
Por ejemplo, pongamos que la lengua de tu chico está contándole unos cuantos «secretillos» a tu clítoris. Tu excitación aumenta por momentos. Es el momento de ver qué pueden hacer por ti esos deditos que están libres. Si tu pareja introduce el dedo índice y busca la parte superior de tu vagina (esa piel un poco estriada de la que antes hablábamos), se encontrará con el Punto G y tu placer puede que se multiplique. Por una parte, estarás pesándotelo en grande con la excitación del clítoris y, por otra, el placer podría ser más intenso. ¿Qué más se puede pedir?
Las mejores posturas
¿Y durante el coito? ¿Se puede estimular también el Punto G? La mayoría de chicos no tienen el pene tan curvado como para que alcancen esa zona fácilmente, pero hay posturas que lo facilitan.
Las mejores son aquellas en las que tú estás encima. Por ejemplo, si él está sentado en una silla y tú te pones encima, cara a él, tendrás mayor dominio y podrás moverte de forma que este Punto reciba las placenteras envestidas de tu pareja.
Otra forma es que él esté tumbado boca arriba sobre la cama. Ponte a horcajadas encima, cara a él, pero en vez de abalanzarte sobre tu pareja tírate hacia atrás. Sentirás que él puede alcanzar fácilmente esa fuente de placer.
También la posición de «a cuatro patas» es muy útil. Baja un poco tu cuerpo cuando te penetre para sentir más placer.
Y finalmente, un aliado que te puede ayudar a pasártelo aún mejor: los preservativos estriados. Con la postura adecuada, obrarán placenteros milagros.
ACLARANDO
Ten en cuenta que muchos sexólogos no creen en la existencia del Punto G femenino porque no ha sido demostrado científicamente, afirmando que el orgasmo femenino sólo se alcanza con la estimulación del clítoris.
También se afirma que las mujeres primitivas tenían el clítoris en el interior de la vagina y que, con la evolución del ser humano, éste quedó fuera pero que, sin embargo, algunas aún podrían mantener ra¬mificaciones de su clítoris hacia el interior de la vagina y, en consecuencia, sentir placer en dicha zona.
Algunas mujeres, que aseguran llegar a alcanzar el placer en dicha zona, pueden experimentar lo que se conoce como «eyaculación femenina», es decir, expulsan un líquido uretral más espeso que la orina y más líquido que el semen cuando llegan al clímax.