Conteste, don Serafín,
en prosa, en verso, o en ripio,
qué cosa tiene principio,
pero no tiene fin.

Empiezan con uno,
prosiguen con dos,
y el fin de la cuenta
la conoce Dios.

Yo soy una dignidad
y siempre suelo ser dos,
y soy cuatro y veinte y ciento,
pero tres y cinco no.

Después de haberme molido,
agua hirviendo echan en mí.
La gente me bebe mucho
cuando no quiere dormir

Redondo soy 
y es cosa anunciada 
que a la derecha algo valgo, 
pero a la izquierda nada. 

De miles de hijos que somos
el primero yo nací
y soy el menor de todos 
¿cómo puede ser así?

Soy más de uno 
sin llegar a tres,
y llego a cuatro
cuando dos me des.

Tengo forma de serpiente
pero no la que más miente.

Soy un número, y no miento,
que tengo forma de asiento.

Yo no quiero que os canséis
y por eso recomiendo
que este acertijo miréis,
para suprimirle un perro
y su número obtendréis.

Puesto de una manera 
soy un número par
pero paso a los nones 
si la vuelta me das.

De dos nadas me formaron,
aunque bien valioso soy,
sin nacer en Inglaterra
entre los pares estoy.

Bonita niña, 
mitad de abril,
menos que Carmiña 
y más que Valentín.

La duración del Diluvio,
los ladrones de Alí Babá,
lo que se canta en el tute
¿el número lo sabes ya?

Comienzo con uno, 
prosigo con uno,
termino con uno,
¿me conoce alguno?