Al analizar varias imágenes por satélite de una zona sísmica de Irán, tomadas en diciembre de 2004, apreciaron una formación nubosa que se alargaba por encima de la tolla, siendo visible durante horas. Además, otras imágenes térmicas revelaron un aumento de temperatura en la «grieta» al mismo tiempo. Transcurridos sesenta días, se produjo un intenso terremoto.
Lo mismo sucedió un año después, con resultados idénticos. Según los geofísicos, la erupción de gases a altas temperaturas desde la tolla podría haber evaporado el agua de las nubes de la zona, dándoles una forma característica, aunque también barajaron el posible efecto de la ionización. Los científicos chinos creen que su hallazgo podría servir para predecir terremotos y salvar miles de vidas. Sin embargo, otros expertos se muestran escépticos, como Mike Blanpied, del programa de Vigilancia Geológica de EC UU. |