AZUCAR VOLATILIZADO
Sin ninguna habilidad ni entrenamiento previo, solo utilizando un poco de "oportunismo" puedes producir una gran sorpresa en el espectador. Veamos como.
1. Cuando, en un bar o cafetería tengas a mano un paquetito de terrones de azúcar (de los que vienen envueltos en papel y tienen dentro dos terrones) puedes, sin ser visto, abrir el estuche de papel, sacar uno de los terrones y volver a cerrar el estuche de forma que parezca que aún continúan los dos terrones en su interior. Llevarlo ahora a la vista, guardándote el terrón recién sacado del estuche en tu mano, o en las rodillas bajo la mesa. (Toda esta operación puede ser hecha bajo la mesa sin darle mayor importancia, o bien prepararla tras el mostrador.)
2. Deja ahora una pausa, continúa charlando de otras cosas o presentando otros juegos. En un momento determinado coge el estuche semivacío, sujétalo suavemente de forma que no se aplaste, pero sin excesivo cuidado; que no se note que "tienes miedo". Es decir, cógelo con naturalidad.
3. Indica que el azúcar está prensada para formar terrones pero que éstos continúan, en realidad, formados por minúsculos granitos de azúcar que pueden atravesar los poros del papel y de la mesa.
4. Coloca el estuche sobre la mesa. Lleva tu mano izquierda bajo la misma, tras haberla mostrado vacia. Coge allí', ocultamente, el terrón previamente extraído del estuche y que, recordarás, descansaba en tus rodillas.
5. Con la mano derecha extendida palma abajo, da un fuerte golpe sobre el estuche de azúcar.
Naturalmente el estuche se arrugará en su mitad, siendo evidente que uno de los terrones ha "desaparecido".
6. Saca lentamente la mano izquierda de bajo de la mesa, con el terrón en ella. Abre con la mano derecha el estuche, dejando ver que en su interior sólo hay un terrón. El otro terrón ha atravesado, pues, el papel del estuche y la mesa.
NOTA I: Naturalmente podrías tener los dos terrones fuera del estuche y hacerlos atravesar, a la vez, la mesa. Pero pienso que es más mágico, que sólo pase uno de ellos.
NOTA II: Procura dejar el estuche bien plegado cuando le quites el terrón. Quiero decir que el estuche tiende a abrirse una vez desplegado y debes marcar bien los pliegues para que quede bien cerrado. Además, el peso del terrón que aún queda dentro ayuda a que no se abra.
NOTA III: Si eres forzudo puedes probar a realizar el efecto sin truco, es decir, pegando con toda tu fuerza en el estuche Heno de ambos terrones, y quizá consigas que uno de los terrones se pulverice y atraviese la mesa. Si no haces polvo el terrón de azúcar, al menos te harás polvo la mano. (Dicen las crónicas que probando esto quedó manco Cervantes, y mira lo famoso que se hizo el tío...! !)