INDICIOS DE VIDA EN MARTE

El mayor secreto de la carrera espacial

La sonda espacial «Phoenix» acaba de amartizar en la superficie del planeta rojo con la misión de encontrar indicios de vida extraterrestre. Se trata de la fase final de un ambicioso proyecto que puede cambiar nuestra concepción del universo. Sin embargo, según diferentes científicos, en anteriores misiones marcianas sí se hallaron pruebas de la existencia de organismos, aunque no se analizaron convenientemente o bien se ocultaron por intereses espurios ...

El Ártico marciano tiene un nuevo inquilino desde el 25 de mayo de 2008, cuando aterrizó una nueva sonda exploratoria que, entre otros objetivos, pretende ofrecer respuesta a una pregunta que se lleva formulando la Humanidad durante siglos: ¿Hay vida en Marte? Encontrar algún tipo de organismo o restos de su existencia pasada significaría conocer de una vez por todas si estamos solos en el universo. Las implicaciones científicas, filosóficas e incluso religiosas que conllevaría descubrir la existencia de vida fuera de nuestro planeta serían de una magnitud inimaginable.

Eso sí, mientras llegan los primeros datos de la sonda, comienzan a surgir las dudas entre periodistas e interesados por los enigmas del planeta rojo. ¿Se han detectado ya indicios serios de actividad orgánica? ¿Está ocultando la NASA lo que constituiría el mayor descubrimiento científico de la historia?

PRUEBAS A TENER EN CUENTA

La comparación de este hallazgo con determinados enclaves de la Tierra parece obligada, pues en algunos lugares de Hawai o Islandia se dan unas condiciones ambientales muy parecidas a las detectadas en dicha región marciana. En estas zonas de nuestro planeta proliferan unos microorganismos que también podrían sobrevivir en las circunstancias climáticas del planeta rojo.

Arriba, la sonda Spirit hallo una capa de tierra de silice, donde podria haber existido en el pasado

Un segundo descubrimiento apoyó la posibilidad de que, al menos en un pasado, existió vida en Marte. Un equipo de investigadores de la Universidad Carnegie Mellon halló, en unos meteoritos procedentes del planeta, ciertas esferas diminutas muy parecidas a las que se encuentran en zonas terrestres como las Islas Svalbard (Noruega). Éstas contenían en su interior magnetita, que actúa como una especie de catalizador en la formación de compuestos orgánicos. Se trata de un mineral clave en la síntesis de los «ladrillos genéticos» con los que están construidos los seres vivos. Ambas revelaciones reabrieron el interminable debate: la posibilidad de que existiesen microorganismos en el planeta rojo en un pasado o