La publicación, que dedicó un número especial a la cuestión de la vida extraterrestre, argumenta que si los procesos evolutivos en todo el universo se rigen por los patrones darvinistas, tal como ocurre en la Tierra, las posibles formas de vida que contactaran con los seres humanos podrían «compartir su tendencia a la violencia y a la explotación» de los recursos. Por ese motivo, los científicos reclaman que las Naciones Unidas (ONU) configuren un grupo de trabajo dedicado a (asuntos extraterrestres), con la capacidad de diseñar un plan a seguir en caso de un contacto con alienígenas. (Debemos estar preparados para lo peor), advierte Simón Conway Morris, profesor de paleobiología evolutiva en la Universidad de Cambridge, quien especula con la posibilidad de que la vida biológica más allá de nuestros confines tenga unas características similares

a las de la Tierra. Morris cree que si existen alienígenas inteligentes, «ciertamente serían parecidos a nosotros», algo que debería hacernos reflexionar, «dada nuestra escasamente gloriosa historia». Por su parte, los profesores John Zarnecki, de la Open University, y Martin Dominik, de la Universidad de St Andrews, reclaman un «plan responsable» dirigido por expertos y científicos que evite los «intereses de poder y el oportunismo» en caso de que los extraterrestres lleguen a nuestro planeta. La posible falta de coordinación que presumiblemente marcara ese caso hipotético debería evitarse  siempre según estos científicos con la creación de un «marco general de trabajo» que surgiría de un «esfuerzo verdaderamente global dirigido por un grupo político lo suficientemente legítimo».