MISTERIOS OCULTOS (T)
Tectitas de arriba |
Ningún científico ha explicado suficientemente la existencia de las tectitas, extraños glóbulos que parecen de cristal, piedras radiactivas que se encuentran, entre otros lugares, en el Líbano. Según una teoría propuesta por el doctor Ralph Stair, del «National Bureau of Standards» de los Estados Unidos, las tectitas podrían proceder de un planeta destruido, fragmentos del cual giran ahora en órbita entre Marte y Júpiter como cinturón de asteroides.
Otra teoría todavía más sorprendente ha sido formulada por un matemático soviético conocido como profesor Agrest. Éste arguyó que la composición de la tectita requería una alta temperatura además de la radiación nuclear. Sabía que ninguna bomba nuclear había sido recientemente explosionada en Líbano, pero, ¿y durante los tiempos bíblicos? A fin de cuentas, los manuscritos del Mar Muerto contienen este curioso relato de la destrucción de Sodoma y Gomorra: «Una columna de humo y polvo se alzó en el aire como una columna de humo brotando de las entrañas de la Tierra. Llovió azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra, y destruyeron la ciudad y toda la llanura y todos los moradores y todas las plantas que allí crecían. Y la mujer de Lot miró hacia atrás y se convirtió en estatua de sala». La columna de humo y hollín guarda cierto parecido significativo con una nube atómica en forma de hongo, dice Agrest. Pero, ¿quién, en los tiempos bíblicos, podía haber poseído armas nucleares? Para Agrest, sólo existía una conclusión ineludible: unas armas capaces de causar semejantes estragos sólo podían venir de arriba. Tal vez fuimos visitados por extraterrestres en un pasado remoto, sugiere, aunque nunca lo sabremos, mientras no sean revelados los tremendos secretos de la estructura de la tectita. |
Telepatía de crisis |
Muchas pruebas sugieren que la telepatía suele producirse entre personas que se conocen. Pero, según un caso referido por el parapsicólogo Lyall Watson, esto no es un hecho irrefutable.
El incidente estudiado por Watson se refería a un marinero cajún llamado Shep, que acababa de incorporarse a una tripulación de pesca en las islas hawaianas. En un momento dado, durante la expedición, el marinero decidió bajar al lugar donde estaba su litera. Se agarró a la barandilla y saltó desde el castillo de proa, pero resbaló y cayó sobre la espalda. Paralizado por la caída y sintiendo fuertes dolores, Shep se convenció de que iba a morir. Y a las 9:12 de aquella noche pensó en una amiga. La amiga, una mujer llamada Milly, había visitado la casa del capitán del barco aquella noche, departiendo con la esposa de éste. La mujer del capitán, una samoana de pura sangre, estuvo haciendo labor de punto durante la visita, hasta que de pronto sintió un fuerte golpe en la cabeza. Cayó al suelo, en una especie de trance, y dijo: «Algo muy malo ha ocurrido en el barco.» Sabía que su impresión no tenía nada que ver con su marido, pero nada más pudo decir. Milly comprobó la hora y vio que eran las 9:14 de la noche. La mañana siguiente, la Guardia de Costas dio la noticia a las mujeres. Habían llevado a Shep a Kauai, con fractura de la columna vertebral. Pero, ¿por qué había sido la esposa del capitán quien había experimentado la telepatía, y no Milly, la buena amiga de Shep? «El remitente era un hombre de una cultura que, al menos inconscientemente, permitía la existencia de telepatía -explica Watson-. El mensaje era dirigido a una mujer cuya educación la hacía menos receptiva y, cuando no respondió, parece que aquél fue desviado hacia otra persona próxima, alguien que sólo estaba indirectamente interesado, pero cuya formación cultural y cuyas dotes de percepción hacían que pudiese responder más fácilmente.» |
Telepatía salvadora |
Algunos críticos sostienen que, aunque la percepción extrasensorial exista, no tiene valor práctico. John H. Sullivan no estaría de acuerdo con esta opinión, ya que la telepatía le salvó probablemente la vida.
El incidente se produjo el 14 de junio de 1955, cuando Sullivan estaba soldando una tubería de agua en el distrito de West Roxbury, de Boston. Cuando se hundió súbitamente su zanja, Sullivan quedó enterrado, de manera que sólo sobresalía su mano. Aproximadamente en el mismo momento, Thomas Whittaker, amigo de Sullivan y soldador como él, estaba trabajando en otro lugar. Pero algo empezó a reconcomer su mente. Por fin interrumpió temprano su trabajo y dijo a otro empleado que algo andaba mal en Roxbury. Whittaker se dirigió en coche al lugar, tomando varias calles que generalmente solía evitar. Cuando llegó a la zanja, vio uno de los camiones de la compañía sin que nadie lo atendiese, pero con el generador en marcha. «Me acerqué y miré la zanja de cinco metros -declaró más tarde-. Al principio, sólo vi tierra. Después me di cuenta de que había habido un desprendimiento, y entonces vi una mano.» Whittaker empezó a cavar para sacar al hombre enterrado y, al poco rato, llegaron unos bomberos que le ayudaron. Sullivan sufría lesiones graves y probablemente habría muerto si sus salvadores se hubiesen demorado. |
Teletransportados a través de la cuarta dimensión |
La extraña historia empezó de una manera bastante vulgar el 3 de junio de 1968. El doctor Gerardo Vidal y su esposa, de Maipú, Argentina, habían ido a Chascomus para asistir a una reunión de familia. Otra pareja de Maipú, también parientes de la familia, asistió igualmente.
Los vecinos viajaban en coches separados y, a hora avanzada de la tarde, ambas parejas emprendieron el regreso a casa. Pero, al ver que los Vidal no llegaban, sus vecinos volvieron atrás en su coche, temiendo que hubiesen sufrido un accidente. En el trayecto de 120 kilómetros hasta Chascomus, no vieron rastro de los Vidal ni de su coche. De nuevo en Maipú, llamaron a los hospitales sin obtener ninguna información. Cuarenta y ocho horas más tarde, el señor Rapallini, en cuya casa se había celebrado la reunión, recibió una llamada a larga distancia desde Ciudad de México. Era el doctor Vidal, que dijo que su esposa y él estaban bien y que volverían en avión a Buenos Aires. Pidió a su pariente que fuese a recibirles en el aeropuerto. Amigos y parientes estaban esperando cuando la pareja descendió del avión, llevando la misma ropa que vestían cuando habían salido de la fiesta. La señora Vidal, que parecía muy excitada, fue llevada inmediatamente a un hospital privado, aquejada, según una noticia de Prensa, de una «fuerte crisis nerviosa». El doctor Vidal contó una historia increíble sobre lo que les había ocurrido en los dos días anteriores. Dijo que, durante su vuelta a casa, habían entrado en una espesa niebla; tan espesa que no podían ver nada. Y entonces, súbitamente, se hizo de día. Estaban en una carretera desconocida. Y cuando el médico se apeó de su coche, descubrió que toda la pintura había sido eliminada de la carrocería de su automóvil. Paró a un motorista para preguntarle dónde estaban, y el hombre le dijo que en las afueras de Ciudad de México. Más tarde, cuando fue la pareja al Consulado de Argentina, se enteraron de que habían transcurrido dos días desde que habían entrado en la niebla. El incidente causó sensación en Argentina. «A pesar del halo de fantasía que parece envolver la historia de los Vidal -observó el periódico La Razón-, hay ciertos detalles que no dejan de preocupar incluso a los más incrédulos: el ingreso de la esposa de Vidal en una clínica de Buenos Aires; la demostrada llegada de la pareja en un avión en vuelo directo desde México; la desaparición del coche; la intervención del Consulado; la seria actitud de la Policía de Maipú en relación con el suceso, y la llamada telefónica desde México a la familia Rapallini.» Todo esto hace que sea un relato que la gente debe esforzarse en comprender. |
Testigo psíquico |
Cuando desapareció un niño de siete años de su hogar en Los Ángeles, en 1978, la Policía se vio obstaculizada en sus esfuerzos por encontrar unas pistas sustanciales para resolver el caso. En su frustración, se dirigieron a una psíquica local a la que llamaremos, simplemente, Joan.
Muy pronto, Joan les dijo a los detectives que el chico había sido asesinado por un hombre que describió a un artista de la Policía. Más tarde discutió la exactitud del esbozo, insistiendo en que el rostro debería ser más alargado y la nariz más pequeña. Sin embargo, el padre del chico desaparecido fue capaz de identificar al sospechoso como un conocido de la familia, tras lo cual éste fue arrestado. Al principio del juicio, el abogado defensor alegó que debían levantarse las acusaciones contra aquel conocido. Al basarse sólo en unas predicciones psíquicas, el arresto del sospechoso había sido ilegal, según declaró el abogado. A pesar de eso, el juez desestimó la objeción ante el tribunal y aquel conocido de la familia, llegado el momento, fue declarado culpable de asesinato. |
Tiburones en el bosque |
Los submarinistas autónomos que encuentran tiburones en aguas claras, creen que, por lo general, los tiburones, a menos que estén excitados por un frenesí devorador de alguna otra clase, no les atacarán sólo por verlos. Los buceadores, con sus voluminosas botellas, equipos de seguridad y nubes de burbujas parece que dan a los tiburones la instintiva sensación de que representan un rival que requiere un ulterior reconocimiento antes de proceder al ataque. En otras palabras, la gente se halla en mayor peligro, al nadar en la superficie, y agitar sus piernas como un pez herido o moribundo, una presa fácil para un tiburón, que un buceador que cruza con lentitud a través de las aguas profundas como si fuese un colega depredador.
No obstante, existen excepciones inusuales a esta regla, de las que se ha dado noticia en la zona del Pacífico, al sur de San Francisco, donde los tiburones han tomado la costumbre de atacar y matar a los buceadores, al buscar su alimento en las aguas profundas, con bosques de algas marinas, frente a la costa. |
Todo Chance |
Frederick Chance iba muy de prisa en coche por una carretera solitaria en Stourbridge, Worchesteshire, Inglaterra, cuando vio los faros de un coche que se aproximaba. Ambos vehículos iban a tanta velocidad que no pudieron desviarse a tiempo de evitar la colisión. Tras salir de entre la chatarra después del choque, con sólo unas heridas insignificantes, Chance se acercó a ver qué le había pasado al otro coche y quedó satisfecho al comprobar que el otro conductor también se hallaba casi ileso. Agradecido por que el accidente no hubiese sido peor, Chance se presentó al otro conductor. El automovilista se quedó estupefacto puesto que él también se llamaba Frederick Chance. |
Todo depende del cristal con que se mira |
Una piedra misteriosa tallada con letras de un alfabeto desconocido fue excavada en Bat Creek, Tennessee, a finales del siglo pasado. Un informe, con la reproducción de la inscripción, fue enviado a la «Smithsonian Institution» de Washington, atribuyendo su origen a la tribu cherokee. Sin embargo, después de cincuenta años de misterio sobre lo que significaba, Joseph Maker, de Georgia, declaró, después de observar la piedra: «Está boca abajo. Vuélvanla hacia arriba. En hebreo canaanita.» Resultó que decía: «Año primero de la Edad de Oro de los Judíos», resolviendo así un misterio y planteando otro. ¿Un mensaje del antiguo Israel? ¿En Bat Creek, Tennessee? |
Toque terapéutico |
El toque terapéutico es el nombre más reciente de lo que antaño era llamado imposición de las manos. El que lo practica pasa sus manos sobre el paciente, tratando de infundir o redistribuir energía en el cuerpo de éste. Las personas que reciben el toque terapéutico dicen que se sienten mejor y a menudo notan que su dolor ha desaparecido. Pero, ¿hay alguna prueba objetiva de que esto funcione realmente? Si, según un informe publicado por la doctora Janet Quinn en 1984.
Para determinar si los terapeutas transmitían realmente energía, Quinn hacía que primero entrasen en un estado de conciencia introvertida, presuntamente necesaria para que el tratamiento pueda dar resultado. Después hacía que administrasen el tratamiento moviendo las manos sobre los cuerpos de los pacientes. Cada uno de éstos declaraba su grado de ansiedad antes y después de recibir el tratamiento. Tal como se había previsto, los pacientes declaraban que su ansiedad se había reducido de manera significativa después de recibir el toque terapéutico. Quinn trató también de excluir el efecto placebo, que algunos escépticos creen que puede explicar la efectividad del toque terapéutico. Para ello, se aseguró de que algunos pacientes recibían una terapia «fictícia», administrada por enfermeras no especializadas en la técnica. Se les dijo lo que tenían que hacer para imitar el toque terapéutico, pero no sabían entrar en el estado especial de conciencia del que depende su eficacia. Los sujetos que recibieron el tratamiento falso no revelaron el menor efecto. Quinn filmó también la actuación de las enfermeras que realizaban el tratamiento real y el fictício y mostró las películas a unos jueces, pidiéndoles que distinguiesen entre los dos grupos. Los jueces no encontraron ninguna diferencia y dijeron que tampoco podían haberla encontrado los pacientes. |
Tragado por una ballena |
El caso de James Bartley, marinero a bordo del ballenero Star of the East, es una respuesta bastante convincente a los que dudan del texto bíblico concerniente a Jonás.
Según los archivos del Almirantazgo Británico, en febrero de 1891, Bartley dejó el barco como parte de la tripulación de una lancha durante una caza de la ballena. El mar estaba encrespado. La visión de Bartley resultó afectada por la experiencia y su piel palideció. Pasó el resto de su vida en tierra y murió a la edad de treinta y nueve años.
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