MISTERIOS OCULTOS (N)
Nada de descuento por buena conducta |
En un tiempo fue práctica común en los países mediterráneos emplear a los condenados para servir como remeros (galeotes) en sus buques de guerra. Así, en 1684, Jean-Baptiste Mouron, que contaba diecisiete años de edad, fue acusado de incendiario y sentenciado a cien años y un día de galeras. Sin embargo, la mayor parte de su tiempo como galeote no lo dedicó a remar, puesto que las galeras ya prácticamente habían cesado de navegar en la época del encarcelamiento de Mouron. Los buques se empleaban como cascos-prisión. Por lo tanto, Mouron fue encadenado a un banco debajo de cubierta y dejado que se pudriera junto con el navío. Pero incluso así cumplió su condena íntegra, cosa bastante rara, y finalmente pudo regresar a tierra firme como hombre libre, a la edad de 117 años. |
Navegando hacia el olvido |
Era un magnifico bergantín, de casco firme y velas cangrejas, al que se bautizó con el nombre de Amazon en Spencer Island, Nueva Escocia, en 1861. Pero ya entonces pareció de mal augurio, al morir su primer capitán a las cuarenta y ocho horas de asumir el mando.
Siguieron una serie de pequeños desastres. En su primer viaje, el Amazon chocó con una encañizada, y se abrió un boquete en su casco. Durante la reparación, se produjo un incendio y el segundo capitán fue despedido. Bajo su tercer patrón, emprendió la tercera travesía del Atlántico... y chocó con otro barco en los estrechos de Dover. Después, en 1867, el Amazon naufragó en la bahía de Glace, Terranova, donde fue dejado para su salvamento. Un grupo de norteamericanos lo rescataron, lo repararon y navegaron en él hacia el Sur. Después lo registraron bajo pabellón de los Estados Unidos y cambiaron su nombre por el de Mary Celeste. El capitán Benjamin S. Briggs compró el Mary Celeste en 1872. El 7 de noviembre de aquel año zarpó de Nueva York para el Mediterráneo, con su esposa, su hija, siete tripulantes y mil setecientos barriles de alcohol comercial valorados en 38.000 dólares. El 4 de diciembre, un bergantín británico encontró al Celeste a 900 kilómetros al oeste de Portugal. Unos tripulantes subieron a bordo, pero no encontraron alma viviente en cubierta ni debajo de ella. La carga estaba en perfectas condiciones, con una sola excepción: un barril de alcohol había sido abierto. Los cofres de la tripulación contenían todavía todas sus pertenencias, incluidas pipas y bolsas de tabaco. La última anotación del cuaderno de Bitácora, de fecha 24 de noviembre, no indicaba ninguna amenaza de catástrofe. La única clave era un trozo de barandilla, tendida sobre la cubierta en el lugar donde había estado el bote salvavidas. El destino del capitán Briggs, de su familia y de la tripulación, sigue siendo uno de los muchos misterios de alta mar sin resolver. Parece claro que todos abandonaron el barco apresuradamente y en el único bote salvavidas. Tal vez temieron una explosión inmediata. El alcohol, cargado en tiempo frío, pudo empezar a soltar vapores bajo el calor de los trópicos. Briggs, desconocedor de las condiciones de la carga, pudo haber dado la voz de alarma para abandonar el barco. Y es posible que se levantase viento y arrastrase al Mary Celeste lejos de ellos. Lo único cierto es que nunca lo sabremos. |
Némesis cósmica |
Hace sesenta y cinco millones de años, los dinosaurios desaparecieron de la Tierra en un relativo abrir y cerrar de ojos geológico. Unos 165 millones de años antes, los dinosaurios habían sido la especie dominante de tierra, mar y aire.
Los paleontólogos han estudiado largamente su desaparición proponiendo los bruscos cambios en el clima de la Tierra como culpables más probables. Pero, ¿qué causó, en primer lugar, aquellos cambios catastróficos? Una alteración gradual de la atmósfera o del medio ambiente habría dado a los dinosaurios tiempo suficiente para adaptarse. La primera pista de un culpable cósmico fue fruto de la colaboración de un equipo científico de padre e hijo en el campus Berkeley de la Universidad de California. Además, otras extinciones masivas parecen haberse producido periódicamente cada 26 millones de años, más o menos. ¿Podría algún ciclo cósmico recurrente explicar unas extinciones tan generales, incluida la que borró de la faz de la Tierra al tiranosaurio y a toda su especie? Algunos científicos creen que sí. En 1984, el astrofísico Richard Muller y el astrónomo Marc Davis, de Berkeley, junto con otro astrónomo, Piet Hut, del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, propuso la existencia de un compañero solar conocido como Estrella de la Muerte, o Némesis, que gira alrededor de nuestro Sol a intervalos de 26 a 30 millones de años. Al acercarse al sistema solar, el campo gravitatorio de Némesis podría desviar asteroides de sus órbitas o arrastrar cometas tras él, haciéndoles chocar con la superficie de la Tierra. De ser así, nuestro Sol y Némesis estarían ligados en un sistema binario. En realidad, la mayoría de las estrellas de nuestra galaxia son binarias, pero no se conoce ninguna que tenga períodos tan largos de revolución. Sus órbitas se miden generalmente por semanas o meses. Además, cualquier estrella compañera de esta clase seria fácilmente visible. Muller cree que Némesis puede ser una pequeña estrella roja, que sería mucho más difícil de detectar. Muller dice también que podrían ser corrientes los períodos más largos de revolución en sistemas binarios. Si no les hemos reconocido como lo que son, sería debido a sus extraordinarias órbitas. Un equipo de astrónomos dirigido por Muller ha eliminado ya todas las estrellas candidatas del hemisferio norte, salvo tres mil de ellas. Si Némesis no es encontrada entre éstas, dice Muller, volverán su atención a las estrellas del hemisferio sur. Pero no debemos preocuparnos de que la Estrella de la Muerte se acerque por ahora a nosotros. Los cálculos actuales sitúan a Némesis en el extremo más lejano de su órbita, lo cual quiere decir que no volverá hasta dentro de 10 o 13 millones de años. |
Nina Kulagina y la telecinesia |
Nina Kulagina es probablemente la médium más notable de la antigua URSS. Es conocida sobre todo por sus facultades telecinéticas que, según se dice, emplea para mover mentalmente objetos de un lugar a otro. Y ciertamente, películas pasadas de contrabando a Occidente muestran a la famosa médium empleando movimientos de la mano o de los ojos para desplazar diversos objetos: cerillas, brújulas, cajitas, cigarrillos y tubos de plexiglás eran objeto de sus experimentos metapsíquicos.
La mejor de estas películas fue tomada por Zdenek Rejdak, investigador del Instituto Militar de Praga, que visitó la URSS en 1968, concretamente para estudiar a Kulagina y poner a prueba su telecinesia. - Cuando nos hubimos sentado alrededor de la mesa -explica Rejdak-, pedí a la señora Kulagina que cambiase de sitio y se sentase en el lado opuesto de la mesa. La primera prueba era mover la aguja de una brújula, primero hacia la derecha y después hacia la izquierda. La señora Kulagina colocó las manos aproximadamente a cinco o diez centímetros encima de la brújula y, después de un intervalo de concentración, la aguja dio más de diez vueltas. Después, toda la brújula giró sobre la mesa, y entonces hicieron lo mismo una caja de cerillas, varias cerillas separadas y un grupo de unas veinte cerillas a la vez. Terminada la exhibición, el doctor Rejdak colocó un anillo sobre la mesa y, según dijo, Kulagina no tuvo ninguna dificultad en moverlo también. Por último, dijo el científico checo que había presenciado cómo empleaba ella su poder telecinético para mover algunos vasos y algunos platos. A pesar de que parecía realizar todo aquello sin esforzarse, dijo Rejdak que la telecinesia de Kulagina parecía regirse por varios principios fijos. Por ejemplo, le era más fácil mover objetos cilíndricos que objetos angulares. Aquellos que no le eran familiares tendían a moverse apartándose de ella. Y cuando se esforzaba en mover objetos, éstos tendían a hacerlo en exacta coincidencia con su cuerpo, continuando a veces en movimiento incluso cuando ella se había detenido. Empezando a finales de los años sesenta, unos cuantos investigadores occidentales visitaron la Unión Soviética para estudiar personalmente a Kulagina. Los primeros de ellos fueron el doctor J. C. Pratt y Champe Ransom, de la Universidad de Virginia, y sus observaciones corroboraron las de Rejdak. En su libro ESP Research Today, por ejemplo, el hoy difunto doctor Pratt refirió cómo había observado a Kulagina «practicar» su telecinesia, desde su posición detrás de una puerta ligeramente abierta. - Podía ver a Kulagina a través de la puerta abierta -refirió-. Estaba sentada detrás de una mesita redonda, de cara a mí, y la caja de cerillas y la brújula estaban delante de ella sobre la mesa. Al cabo de un rato advertí que, teniendo ella las manos extendidas hacia la caja de cerillas, ésta se movía varios centímetros sobre la mesa en su dirección. Volvió a colocar la caja cerca del centro de la mesa y aquélla se movió de nuevo de la misma manera. Debido a la publicidad que se hizo de la parapsicología soviética a finales de los años sesenta, Kulagina fue pronto colocada fuera del alcance de los investigadores occidentales, pero esta restricción fue levantada alrededor de 1972. Actualmente, Kulagina hace todavía demostraciones ocasionales a los parapsicólogos extranjeros y su nombre fue mencionado en muchos periódicos occidentales cuando fue llamada para ayudar a los médicos a tratar la debilitada salud de Kruschev. |
Ninguna mano en el timón |
Los barcos hacen a veces cosas muy extrañas, incluso cuando no hay ninguna mano en el timón. Por ejemplo, en 1884, en el viaje de regreso de España a Ruán, el barco francés Frigorifique chocó en medio de una espesa niebla con otro vapor, el Rumney, de matrícula británica. Cuando se abrieron los costados del Frigorifique, el capitán francés dio la orden de abandonar el barco. Afortunadamente, la tripulación y los pasajeros fueron recogidos por el Rumney, cuyo capitán ordenó tomar un rumbo que lo apartase del Frigorifique, que se estaba hundiendo.
Los mojados marineros franceses y sus salvadores estaban celebrando el final feliz del accidente cuando el vigía lanzó un grito de aviso. Saliendo momentáneamente de la niebla, vieron el fantasma del Frigorifique, que se perdió de vista con la misma rapidez. Las dos tripulaciones suspiraron aliviadas. Pero el dañado Frigorifique apareció una vez más. Ahora embistió al Rumney, obligando a la tripulación a bajar los botes salvavidas. Mientras se alejaban del barco fatalmente destrozado, los supervivientes observaron al presuntamente condenado Frigorifique a través de la densa niebla. Sus hélices seguían girando, mientras una de las chimeneas vomitaba un espeso humo negro. |
Nostradamus |
De todos los profetas pasados y presentes, pocos han llamado tanto la atención del público como Michel de Nostredame, o Nostradamus, físico judío nacido en Saint Remy, Francia, en 1503. En 1555 publicó sus Centurias, una serie de profecías escritas en tres grupos de cien estrofas cada uno, y casi inmediatamente se convirtió en lo que hoy llamaríamos un repentino éxito en los medios de información. La profecía que le dio fama decía así: «El joven león vencerá al viejo en el campo de batalla, en singular combate; en una jaula de oro perforará sus ojos, dos heridas en una, y tendrá una muerte cruel.» Poco después de su publicación, Enrique II de Inglaterra, durante unas fiestas nupciales, participó en un torneo con el más joven Montgomery, cuya lanza rompió y perforó el yelmo dorado de Enrique, hiriéndole en un ojo. Diez días más tarde, el rey, que empleaba un león como emblema, murió entre grandes sufrimientos. La reputación de Nostradamus quedó asegurada. Se podría argüir que la interpretación se hizo para que coincidiese con el hecho, especialmente por tratarse de sucesos de su propio tiempo. Sin embargo, las predicciones de Nostradamus se refirieron también a personas, lugares y acontecimientos que ocurrirían siglos más tarde, entre ellos la Revolución Francesa, la desgraciada huida de Luis XVI y María Antonieta, que terminaron en la guillotina, el auge de Napoleón, la Segunda Guerra Mundial (haciendo retruécanos con los nombres de Hitler y Roosevelt), los ataques aéreos sobre Inglaterra, e incluso el empleo de armas atómicas. ¿Qué misterio oculta hoy, por ejemplo, este pareado? |
Nube mortífera |
Según un grupo de astrónomos franceses, una nube gigante, densa e interestelar está en curso directo hacia la Tierra y puede tener drásticos efectos sobre el clima del planeta. En algún momento durante los próximos diez mil años, dice Alfred Vidal-Madjar, la nube bloqueará los rayos del Sol y, como resultado de ello, originará una nueva era glacial. De modo alternativo, añade el director de investigaciones del Laboratorio para la Física Estelar y Efectos planetarios de Francia, el Sol puede volverse más luminoso.
Por lo general, las nubes interestelares son un misterio astronómico. Pero el grupo francés especula que la nube que se aproxima a la Tierra es algo con forma de puro y más o menos diez veces más largo que su anchura. Estimando que el índice de viaje debe de ser de 15 a 20 km por segundo, Vidal-Madjar cree que la nube puede estar ya tan cerca como una décima parte de un año luz de distancia.
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