MISTERIOS OCULTOS (H)
Hay más de un monstruo en el Lago Ness |
En el transcurso de los años, se han realizado numerosos intentos científicos y cuasicientíficos para demostrar la existencia del monstruo del lago Ness. Uno de los esfuerzos más elaborados fue el llevado a cabo, en 1972, por Robert Rines para la Academia de Ciencias Aplicadas. Sus resultados fueron sorprendentes en más de un aspecto.
Con un sofisticado equipo de sonar y cámaras con sistemas de luz estroboscópica, Rines y su equipo delimitaron con estacas las localizaciones del lago donde Nessie había sido avistado más a menudo. El objetivo era captar una combinación de pruebas de sonar y fotográficas de la existencia de Nessie. La noche del 8 de agosto, estaban sentados en embarcaciones ancladas en Urquhart Bay, a escasa distancia de la orilla. Colocaron el equipo de sonar en una inclinación por debajo del agua y la cámara ligeramente por encima y enfocada a la zona detectada por el sonar. Luego, se limitaron a esperar. A eso de la una de la madrugada, el rayo del sonar captó un gran objeto que se desplazaba al alcance de la cámara. Unos cuarenta minutos después, aparecieron dos objetos en la pantalla del sonar, que la cámara fotografió. Aunque el agua estaba turbia y, por lo tanto, las fotos salieron borrosas, varios asombrosos realces en el ordenador revelaron no uno sino dos posibles Nessies. El análisis de las imágenes de las aletas en algunas fotografías estima que la longitud de estos apéndices era de 1,20 a 1,80 m. Y las dos enormes criaturas se hallaban, al parecer, a unos cuatro metros de distancia. Rines y su equipo consiguieron al fin pruebas de la existencia del monstruo del lago Ness, pero no las suficientes como para convencer a los escépticos. Alentada por el éxito de la expedición de 1972 al lago Ness, que obtuvo pruebas de sonar y fotográficas de la existencia de dos Nessies, la Academia de Ciencias Aplicadas emprendió otra búsqueda en 1975. En esta ocasión, los investigadores emplearon un equipo incluso aún más sofisticado y sensible, diseñado para reducir los problemas técnicos que habían estropeado la calidad de las fotografías de 1972. Además, la cámara aún más avanzada era capaz de captar cualquier cosa, excepto el cieno alzado por la criatura que, eventualmente, apareciese. Todo esto y las subsiguientes imágenes fotográficas de Nessie presentan un notable parecido con el plesiosaurio, un reptil acuático prehistórico, que se presume se extinguió hace 70 millones de años. El monstruo del lago Ness es particularmente similar a un tipo de plesiosaurio, el elasmosaurio. |
Hablando a los animales |
Vladimir Durov era un artista de circo excepcional y un amaestrador de animales extraordinario. Capaz de hacer que sus animales realizasen todas las piruetas que él quería, sostenía que su éxito se debía en parte a su facultad de establecer contacto psíquico con sus bestias. Esta afirmación llamó en definitiva la atención del profesor W. Bechterev, director del Instituto para el Estudio del Cerebro, de San Petersburgo.
Bechterev, intrigado, puso a prueba las declaraciones de Durov con ayuda de un fox terrier. El procedimiento acostumbrado era que Bechterev elegía una serie de instrucciones que comunicaba a Durov, el cual tomaba la cabeza del pequeño Pikki entre las manos, miraba fijamente a los ojos del perro y grababa las instrucciones en su cerebro. Para la primera prueba, Bechterev sugirió que Durov hiciese saltar al perrito sobre una silla determinada, subir a una mesa situada junto a aquélla y rascar un cuadro colocado allí. Durov grabó las señales en el cerebro de Pikki, procedimiento en el que empleó varios minutos, y entonces empezó a actuar el perro. «Al cabo de unos segundos, Pikki saltó de su silla, corrió rápidamente a una que estaba junto a la pared y, con la misma rapidez, saltó sobre una mesita redonda -declaró Betcherev-. Levantándose sobre las patas de atrás, tocó el cuadro con la pata derecha y lo rascó un poco con las uñas.» Siguiendo instrucciones de Durov, descubrió Bechterev que incluso él podía dar órdenes a Pikki. Sin embargo, el célebre científico no podía excluir la posibilidad de que él y Durov dirigiesen involuntariamente al perro con movimientos de los ojos, por lo que envió más tarde a dos colegas a trabajar con Durov y Pikki en Moscú. Durov les explicó su procedimiento para dar órdenes al perro y los científicos realizaron sus experimentos con los ojos vendados o desde detrás de pantallas de metal. Pikki respondió a sus órdenes psíquicas, a pesar de los controles. Pero persiste un enigma especialmente provocador. ¿Podía Durov comunicar realmente con el animal grabando instrucciones mentales en el cerebro del perro, o era simplemente Pikki un perro dotado de especiales condiciones psíquicas? |
Héroe canino |
Cuando Christine Harrison visitó a sus padres en Barnsley, Inglaterra, se llevó consigo a su chihuahua, Percy. Mientras estaba allí, Percy se escapó a la calle y fue atropellado por un coche y, según todas las apariencias, el perro resultó muerto. La familia metió al querido animal doméstico en una recia bolsa de papel y lo enterró en una tumba, de unos 60 cm de hondo, en el patio.
Sin embargo, el perro de los padres de Christine, Mick no abandonó ni por un momento la tumba. De manera frenética, el terrier olisqueó y arañó el suelo, y comenzó a excavar un agujero. Finalmente, tras desenterrar el saco fúnebre, Mick lo metió en la casa, donde comenzó a lamer al chihuahua. Al parecer, Percy estaba inconsciente pero aún le latía débilmente el corazón. La familia se apresuró a llevar al chihuahua al veterinario, el cual lo reanimó y llegó a la conclusión de que Percy se hallaba bajo los efectos de un shock y había sobrevivido bajo tierra con ayuda del aire atrapado en la bolsa de papel. Además, el masaje realizado por Mick con la lengua había estimulado la circulación del perrito. Percy se recuperó por completo, y la Real Sociedad para la Prevención de la Crueldad a los Animales recompensó a Mick con una medalla por la salvación de un animal. De todos modos, lo que impresionó más a Christine respecto de aquel notable heroísmo animal, fue el hecho de que los dos perros siempre se habían odiado el uno al otro |
Hombre lagarto |
Ha habido numerosos avistamientos de Bigfoots en los Estados Unidos y en todo el mundo. Las criaturas humaniformes se dice, por lo general, que son grandes y peludas, con relucientes ojos rojizos. Sin embargo, durante el verano de 1988 los residentes de Bishopville, Carolina del Sur, hicieron unas declaraciones de una rara raza de Bigfoot: un hombre lagarto de 2,10 m de altura con una escamosa piel verde. Según los testigos, a diferencia de otras criaturas Bigfoot, el Hombre Lagarto tenía sólo tres dedos en cada pie, así como largos brazos parecidos a un simio, que acababa en tres dedos provistos de unas garras de 10 cm. Sólo el segundo Bigfoot tenía tres dedos en cada mano, y el primero en tener también tres dedos en cada pie, el Hombre Lagarto, es el más insólito Bigfoot de que se haya informado nunca. Chris Davis, de diecisiete años, fue el primero en encontrar al Hombre Lagarto hacia las dos de la tarde del 29 de junio. De camino a su casa, el adolescente se detuvo cerca de las aguas salobres de la Marisma Scape Ore, en las afueras de Bishopville, para cambiar un neumático pinchado. Cuando estaba metiendo de nuevo el gato en el maletero del coche, entrevió algo que corría por el campo hacia él. Tras meterse de un salto en su «Toyota Celica» de 1976, se vio en seguida enzarzado en una especie de lucha cuerpo a cuerpo con la criatura reptiliana, al intentar cerrar la puerta. Luego, el Hombre Lagarto saltó al techo del vehículo, donde dejó unos arañazos en la pintura como prueba de su ataque. Histérico, Davis regresó a su casa y contó únicamente su experiencia a sus padres y a algunos amigos íntimos. Sin embargo, los agentes de la policía local le interrogaron, después de que los vecinos afirmaran que el muchacho debía saber algo acerca de las extrañas marcas de mordiscos y arañazos que se encontraban también en otro coche. Davis no se quedó solo en su relato. Muy pronto, otros informes inundaron la oficina del sheriff. Los adolescentes Rodney Nolfe y Shane Dyokes, por ejemplo, se hallaban conduciendo cerca de los pantanos con sus novias, cuando el Hombre Lagarto cruzó la carrera por delante de su coche. El obrero de la construcción George Holloman también alegó que el Hombre Lagarto había saltado encima de él, cuando estaba sacando agua de un pozo artesiano. Al investigar la zona en torno del pantano, el policía montado del Estado, Mike Hodge y el ayudante del sheriff de Lee County, Wayne Atkinson, encontraron tres destrozados bidones de cartón de 150 litros. Las copas de algunos árboles estaban desgajadas a 2,5 m por encima del suelo. Y, además, según Hodge, había «pisadas humanoides», unas impresiones de 35 por 17,5 cm en la dura arcilla roja. Tras seguir las huellas durante unos 400 m, los agentes volvieron hacia atrás y encontraron nuevas huellas impresas en las rodadas de los neumáticos de su coche. Según los biólogos del servicio de vida salvaje del Estado, las pisadas no concordaban con ninguna especie animal conocida.
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